viernes, 28 de diciembre de 2012

El Sesgo de Negatividad. Lo Malo es más fuerte que lo Bueno



“Odio perder más de lo que me gusta ganar”
-Jimmy Connors


El Sesgo de Negatividad ( Negativity BIas) es un fenómeno psicológico por el que la gente  pone más atención, y da más peso, a las experiencias negativas que  a las positivas. Los estímulos negativos son más llamativos y dominantes, y las respuestas a las amenazas y las cosas desagradables es más rápida y fuerte que las repuestas a las oportunidades y placeres. Las malas emociones, los malos padres y el mal feedback tienen más impacto que los buenos, y la mala información se procesa con preferencia a la buena. Este fenómeno es tan general y abarca tantos campos de la experiencia humana que se puede considerar una ley fundamental de la Psicología. Vamos a ver ejemplos de este sesgo en diferentes áreas y, al final,  la explicación evolucionista del mismo. Citaré las principales conclusiones de los estudios sin dar todos los detalles de los mismos,; la persona interesada tiene en los dos artículos de la bibliografía todas las referencias y pormenores. 

Los libros de Psicología dedican el doble de capítulos a las emociones desagradables que a las desagradables y en una revisión de 17.000 artículos de revistas de Psicología, el 69% de ellos trataban de asuntos negativos, comparados con el 31% dedicado a los positivos. Existen más palabras para las emociones negativas que para las positivas. Averill compila un atlas de 558 palabras que describen emociones y encuentra un 62% de negativas y 38% de positivas. Parece que es más importante etiquetar y discutir las malas emociones que las buenas. La gente también hace más esfuerzo  - y emplea más técnicas- por evitar las malas emociones que por conseguir las buenas. También se recuerdan más las malas emociones y se dedica más esfuerzo y tiempo a procesarlas. La gente necesita entender lo que les pasa y la evidencia apoya que las personas pensamos más y buscamos el sentido de las cosas cuando nos ocurren cosas malas. Cuando nos pasan cosas buenas no solemos preguntarnos por qué nos ocurren, simplemente seguimos adelante. También se detectan mejor las amenazas en forma de caras agresivas en diversos tests que caras neutras o agradables. En el campo del periodismo es conocido que una buena noticia no es noticia. Periódicamente se pide que la prensa difunda buenas noticias, pero estas iniciativas no suelen tener mucho éxito. En la literatura ocurre igual. Fiedler realizó una revisión  de la historia de las novelas y decía que nadie había conseguido escribir una novela de éxito acerca de un matrimonio feliz, mientras que los problemas conyugales  aparecen en incontables novelas.

En el campo de las relaciones humanas tenemos muchos ejemplos. En varios estudios de parejas casadas, Gottman encuentra que el afecto negativo se reciproca más y con más fuerza que el positivo disminuyendo la satisfacción de la relación. Y no vale con hacer algo bueno, para compensar, después de haber hecho algo malo. Gottman propone que para que un matrimonio funcione las interacciones positivas y buenas tienen que superar a las malas en una proporción de 5 a 1. Si este cociente disminuye, el matrimonio tiene muchas posibilidades de fracasar. La implicación es que el éxito a largo plazo de una relación depende más de no hacer cosas malas que de hacer cosas buenas. En el aspecto sexual ocurre lo mismo: una disfunción sexual tiene más efecto en el vínculo conyugal que un buen funcionamiento sexual. McCarthy encuentra que cuando la sexualidad va bien en el matrimonio explica un 15-20% de la varianza del vínculo de pareja, pero si el sexo es malo o inexistente entonces explica un 50-75%. Las malas experiencias sexuales, por lo tanto, pesan mucho más que las buenas dentro del matrimonio.En un estudio intentaban averiguar cuál era el factor que más influía en la formación de relaciones de amistad en una residencia, y encontraron que era la proximidad, la cercanía en la convivencia. Pero al seguir estudiando encontraron que vivir cerca aumentaba la probabilidad de que dos personas se convirtieran en enemigos con más fuerza de lo que predecía la probabilidad de que se hicieran amigas. Dado que los sucesos malos son más fuertes que los buenos, aumentar la cercanía produce más enemigos que amigos. Por último, en cuanto al ambiente familiar, los estudios demuestran que un mal ambiente familiar impide el desarrollo del CI esperable genéticamente, pero que un ambiente familiar bueno no tiene efecto en el CI y simplemente permite que los genes determinen el CI. 

En el tema del aprendizaje no es políticamente correcto decirlo pero aunque los libros de texto dicen que la recompensa es mejor que el castigo para aprender, no hay evidencia firme de ello. Los trabajos revisados por Baumeister demuestran, al contrario, que el castigo es más potente para aprender que la recompensa. En el tema del condicionamiento aversivo también se puede conseguir rápidamente a veces con una única exposición. Sin embargo el condicionamiento de preferencias con estímulos placenteros suele ser mucho más lento. A nivel neurológico, la respuesta del cerebro a los estímulos negativos  es más fuerte, como demuestran los estudios de Smith con el potencial P1 que muestran uno potenciales P1 más grandes con ellos que con estímulos positivos.

En el dominio de cómo reaccionamos ante las cosas vemos que los malos sucesos tienen un efecto más duradero y consecuencias más intensas que los buenos. El efecto de los buenos sucesos se disipa más rápidamente. Los ganadores de la lotería vuelven rápidamente, tras una inicial euforia, a su nivel normal de felicidad, mientras que las víctimas de desgracias necesitan más tiempo para adaptarse a su destino, porque comparan continuamente su estado con el que tenían previamente, lo que Brickman llamó “ el efecto nostalgia”. El malestar por perder dinero es mayor que la alegría por ganarlo. Es decir, duele más perder 50 € que la alegría que produce ganar 50€. La motivación para evitar perder algo es mucho mayor que la motivación para ganar algo. En el campo sexual hay evidencia de que un trauma único puede tener consecuencias desastrosas para toda la vida. Sin embargo no parece existir lo contrario al trauma, el “antitrauma”, una única experiencia sexual positiva que produzca beneficios de una magnitud comparable  al daño causado por la victimización de una experiencia traumática sexual. Tener un buen día no influye en cómo será el día siguiente, mientras que tener un mal día sí suele influenciar cómo nos encontramos al día siguiente.

En el terreno moral, conocer algo malo acerca de un conocido tiene más peso, con diferencia, que conocer algo bueno. Las malas reputaciones son fáciles de conseguir y difíciles de cambiar, mientras que las buenas reputaciones son difíciles de conseguir y fáciles de perder. Da igual que un ministro realice visitas a hospitales 200 días al año, que si nos enteramos de que no le paga la seguridad social a su asistenta está perdido y desprestigiado para siempre. Dado que la buena conducta es frecuente y esperable las malas conductas son más reveladoras e importantes de conocer. Para ser categorizado como bueno, uno tiene que ser  bueno todo el rato, mientras que para ser catalogado de malo no hay que ser inmoral todo el rato, y por ello una sola conducta inmoral es ya diagnóstica (es interesante que con la inteligencia ocurre todo lo contrario: un acto muy inteligente hace que una persona sea catalogada de inteligente aunque luego haga varias cosas estúpidas). Una vez realizado un mal acto es muy difícil lavarlo con actos buenos. Una impresión inicial basada en actos morales malos es muy difícil de cambiar. Como curiosidad, en un estudio se preguntó a la gente a cuántas personas tendría que salvar la vida alguien que hubiera matado a una persona para lavar su acto ( tenía que salvarlas una a una y arriesgando la vida). El resultado fue que tenía que salvar una media de 25 personas.

En el tema de la salud todos sabemos que el estrés deprime la inmunidad pero la relajación no ha aportado resultados positivos de una fuerza comparable a los que tiene el estrés en el aspecto negativo. En estudios con estudiantes de Medicina a los que se les enseñaba técnicas de relajación no mejoraba la inmunidad. También se ha visto que el apoyo social no mejora la inmunidad pero que la falta de apoyo y la soledad sí que la empeora de forma notable. En un estudio en pacientes con cáncer el optimismo no predijo la supervivencia mientras que el pesimismo sí predecía la mortalidad en los más jóvenes. En otros estudios se ha comprobado que es el pesimismo, no el optimismo, el que predice un buen curso de la enfermedad. Por cierto, existen estudios que encuentran que escribir un diario acerca de las experiencias negativas, ansiedad, depresión, etc., mejora la inmunidad y la salud física. Resumiendo, la salud influye en nuestra felicidad cuando es mala, si es buena su efecto es pequeño o despreciable.

El Sesgo de Negatividad y la Evolución

¿Por qué existe el Sesgo de Negatividad? Un patrón tan extendido en casi todos los dominios de nuestra psicología y que ocurre también en animales y en niños pequeños nos obliga a considerar explicaciones que no requieran del lenguaje ni de la cultura. Aunque se han propuesto otras explicaciones, es inevitable recurrir a la teoría evolucionista para entender de dónde ha salido esta característica de nuestra mente: que los malos sucesos tengan más poder que los buenos es adaptativo, responder al mundo de esta manera promueve la supervivencia. Tanto Rozin como Baumeister están de acuerdo en ello aunque es Baumeister el que dedica más espacio a la visión evolucionista. A lo largo de nuestra historia evolucionista, los organismos mejor afinados para responder a las amenazas han sobrevivido y han podido pasar sus genes. Una persona que ignora una oportunidad puede lamentarlo pero nada terrible ha ocurrido, puede tener otras oportunidades. Sin embargo, la persona que ignora el peligro una sola vez puede acabar mutilado o muerto. La supervivencia requiere una atención especial y urgente a los sucesos malos, mientras que ocuparse de los buenos es menos urgente.

Las cosas malas, también, nos indican la necesidad de cambiar algo en nosotros mismos, esto es, obligan a una auto-regulación. A través de la auto-regulación, el organismo se cambia a sí mismo y se adapta al ambiente. El organismo que se adhiere rígidamente a conductas que funcionaron en el pasado puede no ser capaz de resolver las amenazas y desafíos  de los nuevos tiempos. Contemplando el fenómeno desde esta óptica evolucionista entendemos también por qué los actos positivos tienen un efecto menos duradero que los malos. Si la satisfacción y el placer fueran permanentes, no tendríamos incentivo para avanzar, para buscar más beneficios. La naturaleza efímera de los sentimientos positivos estimularía así el progreso, que es adaptativo. Si lo que se evaporaran fueran los malos sentimientos, la gente podría repetir sus errores  a riesgo de perecer. Una consideración más en apoyo de este punto de vista es que lo bueno conlleva una consistencia en el tiempo y en los sucesos que no se puede crear con un solo suceso bueno, pero que sí se puede destruir por un mal suceso. Las sucesos buenos necesitan una estabilidad y esto está ligado a la asimetría entre vida y muerte: el individuo vive muchos años solo si consigue sobrevivir cada día y no existe ninguna experiencia óptima de ningún tipo que pueda compensar el efecto de fallar en sobrevivir un día. No tiene sentido perder tiempo y esfuerzo en perseguir experiencias muy buenas a costa de fallar en sobrevivir y reproducirse.

Por último, para ver cómo sería la vida si lo bueno tuviera más fuerza que lo malo podemos fijarnos en las personas que tienen una insensibilidad congénita al dolor. Estos individuos experimentan más sensaciones placenteras que dolorosas pero suelen morir jóvenes. Sufren quemaduras, amputaciones y lesiones articulares y óseas por no darse cuenta de que tienen que cambiar de postura , de que han puesto la mano en el radiador caliente y por traumas de todo tipo. Los sujetos insensibles a la culpa ( psicópatas) serían otro grupo que sería rechazado por el resto de la sociedad, perdiendo las ventajas que aporta el grupo.

Creo que todo lo expuesto hasta aquí nos lleva a concluir que es lógico esperar que estemos genéticamente predispuestos a otorgar más peso y atención a lo negativo. Vemos así un ejemplo de lo que la Evolución nos puede aportar para entender el funcionamiento de la mente humana. La visión evolucionista nos permite poner los cimientos para una comprensión adecuada de los mismos: la respuesta al “¿Por qué?”. No es la última palabra ni mucho menos, y por encima de esos cimientos, queda mucho trabajo taxonómico y mucho análisis que realizar, pero tenemos ya una piedra angular sobre la que construir. 

Para terminar, quería dejar en el aire  una cuestión muy peliaguda que requiere un abordaje propio. Probablemente habréis pensado, según ibais leyendo, que vivir bajo el influjo de este sesgo hace que la vida no sea precisamente muy justa a veces. ¿Cómo podríamos, si queremos construir un mundo mejor, intervenir para impedir por lo menos algunas de las manifestaciones de este sesgo de negatividad? 

Referencias
Baumeister RF Bratslavsky E Finkenauer C and Vohs K D (2001). Bad is stronger than good.Review of General Psychology, 5, 323-370.
Rozin P and Royzman EB. (2001). Negativity bias, negativity dominance, and contagion. Personality and Social Psychology Review, 5, 296-320.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Atractores Culturales


El concepto de atractor cultural es una idea de Dan Sperber, que está por ver si es verdad o no, pero que, en cualquier caso, es muy interesante. Todos conocéis el neologismo meme, concepto que Richard Dawkins introdujo en el capítulo final de su libro el Gen Egoista. Se refiere a elementos culturales ( frases, ideas, canciones...) que se transmiten de persona a persona fundamentalmente por imitación (Internet es hoy en día la gran transmisora de memes). Pretendía ser un concepto científico, la unidad de replicación cultural, equivalente al gen, la unidad de replicación genética, pero se ha convertido principalmente en una metáfora, en una forma de hablar acerca de la transmisión cultural, que sigue muchas veces la forma de una infección ( de hecho, se habla de marketing y publicidad viral). Científicamente se está dejando de lado pero se mantiene en la cultura popular porque todos vemos que es una realidad. Observamos la aparición periódica de  elementos de información cultural que se diseminan de forma exitosa y se convierten en tema de conversación o de debate en todos los medios de comunicación. Atraen nuestra atención y la de otros de una manera difícil de resistir.

Un problema que tienen los memes es el de la fidelidad en su transmisión, que muchas veces no es muy alta. Para entender este problema solo tenemos que fijarnos en el juego infantil del teléfono, que consiste en que un niño va pasando un mensaje a otro y cuando llega al último el mensaje final no tiene nada que ver con el original. Sin embargo, existen cantidad de memes culturales ( ideas, normas, cuentos, recetas,bailes, rituales, herramientas, prácticas y demás) que se reproducen de igual manera y que se mantienen iguales a través del tiempo y el espacio. Una samba es una samba, una fabada es una fabada, y el cuento de Caperucita Roja es el cuento de Caperucita Roja...
La explicación obvia para esta transmisión fidedigna de algunos memes es que la estabilidad a un nivel macro ( cultural) es porque hay fidelidad en la transmisión al nivel micro ( de transmisión interindividual). Es decir, el cuento de Caperucita Roja se ha contado lo suficientemente bien la mayoría de las veces que este cuento se ha transmitido, y por eso se ha mantenido reconocible a lo largo de los siglos. De no haber sido así se habría transformado en otras historias y se habría diluido...Estabilidad macro implica fidelidad micro, ¿no ? Pues parece que no. Como nos enseña el juego del teléfono, lo que observamos en los procesos de transmisión interindividual es una mezcla de preservación del modelo, y de construcción de una versión que encaja con las capacidades e intereses  del transmisor. De una versión a la siguiente hay poca variación pero cuando esto ocurre al nivel de la población el error acumulativo debería comprometer la estabilidad de cualquier elemento cultural. Entonces...¿cómo se explica esta estabilidad?
Dan Sperber propone que los memes, o el trozo de cultura que sea, se mantienen similares a sí mismos no porque se replican fielmente, sino porque las variaciones que ocurren en cada transmisión tienden a gravitar hacia unos atractores culturales. Por ejemplo, si tu cuentas el cuento de Caperucita y acabas en que el lobo se come a Caperucita, eso no funcionaría porque un atractor cultural es el final feliz. Si cuentas el cuento hasta que el lobo se come a Caperucita, Sperber dice que su apuesta es que la gente no lo contará ( y esto es selección) o que  la gente lo reconstruirá hasta el final feliz (y esto es atracción). Es decir, Caperucita Roja es estable porque las variaciones que se producen al copiarlo tienden a cancelarse unas a otras…

¿Por qué existirían atractores culturales? Pues porque hay en nuestras mentes, en nuestros cuerpos y en nuestro ambiente sesgos que afectan la manera en que reproducimos ideas y conductas. Cuando estos factores de sesgo son compartidos en una población aparecen los atractores culturales. Por ejemplo, los números redondos son atractores culturales. Son más fáciles de recordar y son mejores símbolos para las cantidades. Celebramos las bodas de plata y oro, el centenario de algo, las mil copias o el millón de copias vendidas de un libro, o de un disco, o el turista un millón. Esto a su vez genera atractores culturales para los precios, que se ponen justo debajo de los precios redondos (9,99€ o 99,99€), para evitar evocar así un cambio a una magnitud más alta.

Otro ejemplo que pone Sperberg es el de los seres supernaturales. En principio, no debería haber un límite a la cantidad de seres supernaturales que los humanos podrían imaginar. Sin embargo, los antropólogos encuentran un número limitado de ellos en casi todas las culturas y religiones: fantasmas, dioses, espíritus de los ancestros, dragones y algunos más... Según el antropólogo Pascal Boyer todos estos seres tienen en común dos características:
  1. Todos ellos violan alguna expectativa intuitiva importante de los seres vivos: la expectativa de mortalidad, la de una fuerza descomunal, atravesar paredes, etc.
  2. Sin embargo, todos ellos satisfacen todas las demás expectativas intuitivas de los seres  humanos ( lenguaje, emociones, etc.,) y a pesar de esa supernaturalidad son bastante predecibles, con un comportamiento similar al humano.

¿Por qué es esto así? porque según Sperberg ser “mínimamente contraintuitivo” es un atractor cultural. Seres imaginarios que fueran más contraintuitivos o menos contraintuitivos serían olvidados o transformados en la dirección de este atractor.

Para acabar, y especulando bastante, es curiosa la analogía de esta idea, mutaciones de los memes, con la de las mutaciones genéticas. En teoría, las mutaciones genéticas son totalmente aleatorias pero existe todo un debate acerca de si las mutaciones podrían estar predirigidas, por así decirlo. Existen hotspots en el genoma donde las mutaciones son más frecuentes, y, por contra,  lugares muy importantes del genoma, por su función, que parecen estar protegidos frente a mutaciones. También se ha observado en bacterias y moscas que cuando están bajo estrés ( calor, etc.,), la tasa de mutaciones aumenta, como si estuvieran buscando una solución al problema. La conclusión razonable es que existiría una canalización tanto a nivel cultural como genético que limita el número de cosas que son posibles. 

Referencia



viernes, 21 de diciembre de 2012

El Mito del Mal Puro



“If only there were evil people somewhere insidiously committing evil deeds, and it were necessary only to separate them from the rest of us and destroy them. But the line dividing good and evil cuts through the heart of every human being. And who is willing to destroy a piece of his own heart?” 
Aleksandr Solzhenitsyn (1974) The Gulag Archipelago 1918-1956
(Ojalá existiera la gente mala en un sitio cometiendo  malas acciones , y solo fuera necesario separarles del resto de nosotros y destruirles. Pero la linea que divide el bien del mal corta por el medio del corazón de cada ser humano. ¿Y quién quiere destruir una parte de su propio corazón?)
El Mito del Mal Puro es una expresión del psicólogo Roy Baumeister en su libro In Evil: Inside Human Cruelty and Aggression, aunque la idea, desde luego, es mucho más antigua y difícil de filiar. Baumeister examinó el mal desde el punto de vista de la víctima y del agresor y encontró que la gente que hace cosas malas, desde un marido abusador a un genocida, raramente cree que esté haciendo algo malo. Normalmente se ven a sí mismos como respondiendo a ataques y provocaciones de manera que se sienten justificados. Con frecuencia piensan incluso que ellos son las víctimas ( con los pacientes psicóticos paranoides ocurre generalmente lo mismo). Pero Baumeister va más allá y dice cosas políticamente incorrectas y ciertamente inquietantes. En casi toda la literatura que revisó Baumeister encontró que las víctimas a menudo comparten algo de la culpa. Muchos asesinatos resultan de un ciclo de escalada  de provocaciones y retaliaciones,  y a menudo el cadáver podría haber sido el del asesino. En la mitad de las disputas domésticas las dos partes utilizaron la violencia y normalmente hay mucho más en las historias reales que lo que sale en las noticias. A veces el mal cae del cielo encima de la cabeza de la víctima inocente, pero la mayoría de las veces las cosas son más complicadas y Baumeister es lo bastante valiente como para violar este tabú e investigar los hechos de la manera más objetiva posible para entender qué es lo que realmente ocurre. 

El Mito del Mal puro consiste, dicho de un modo muy simplista, en la visión del mal de las películas de Disney o de Hollywood: unos malos muy malos que hacen el mal por puro placer, y unos buenos, muy buenos, sin un sentimiento de maldad. Los malos, además, suelen pertenecer a otro grupo extraño formado por puros demonios que se comen a los niños asados para desayunar, mientras que nosotros, los de nuestro grupo,  somos unos santos que salvamos niños inocentes. Pero aunque esto es una caricatura, resulta que es la forma en que mucha gente percibe el mundo. Baumeister cita 8 características de mito del mal puro:
  1. Implica infligir de forma deliberada daño a las personas
  2. El placer gratuito es la motivación del daño
  3. Las víctimas del mal son inocentes y no realizan nunca el más mínimo daño
  4. Los malvados son foráneos y no parte de nuestro grupo
  5. El mal es tan viejo como la creación
  6. El mal promueve el caos y se contrapone al bien que es la paz y el orden
  7. Los malvados se mueven por egoísmo
  8. Los malos no se controlan a sí mismos, especialmente cuando están furiosos.
La gente normalmente tiene razones para utilizar la violencia, la violencia suele ser instrumental, como devolver una injusticia que sienten que se ha cometido contra ellos, conquistar el poder, etc., rara vez la violencia es gratuita. Esto no quiere decir que las dos partes sean igualmente culpables, normalmente los agresores reaccionana de forma eagerada y malinterpretan, pero lo que dice Baumeister es que tenemos una necesidad profunda de entender el mal a través de lo que él llama ese Mito del Mal puro. Según este mito, los malos son totalmente puros en sus malvados motivos, simplemente actúan por sadismo y maldad; y las víctimas son igualmente puras en su victimismo ( no hacen nada para provocar su victimización). Normalmente el mal viene desde fuera, y generalmente desde otro grupo que no son los nuestros. Además, cualquiera que enturbie esta visión tan clara, está de parte del mal.

El Mito del Mal puro es un sesgo autocomplaciente y es la causa última de ciclos inacabables de violencia porque ambas partes se encierran en una lucha maniquea. Baumeister encuentra que la violencia y la crueldad tienen 4 causas principales. Las dos primeras son obvios atributos del mal: la ambición y la avaricia ( violencia para una ganancia personal, como un robo). Pero la ambición y la avaricia explican  solo una pequeña proporción de la violencia y el sadismo no explica prácticamente nada (¿quizás 5% entre todo ello?). Aparte de en las películas infantiles y de terror, la gente casi nunca mata o hiere a otros por el puro placer de hacerlo. Según Baumeister las dos principales causas  son dos cosas que normalmente pensamos que son buenas y que las inculcamos en nuestros hijos: la alta autoestima y el idealismo moral. 
La autoestima elevada no es causa directa de violencia pero cuando alguien tiene una autoestima elevada narcisista y no realista se siente fácilmente amenazado por la realidad y reacciona violentamente, especialmente los jóvenes. Baumeister cuestiona la utilidad de programas que se dedican a elevar de forma directa la autoestima de los niños en vez de enseñarles habilidades y capacidades de las que puedan estar orgullosos. Ese refuerzo directo de la autoestima, sin capacidades reales en las que sustentarse, puede llevar a un narcisismo inestable.

Pero todo esto se refiere a la violencia a nivel individual. Pero para provocar atrocidades en masa necesitas el idealismo: la creencia de que tu violencia es un medio para conseguir un fin moral. Las mayores atrocidades del siglo XX fueron cometidas por gente que pensaba que estaba creando una utopía, o por gente que creía que estaba defendiendo su tierra natal, su patria, o su tribu, de un ataque. El idealismo se convierte fácilmente en peligroso porque lleva aparejada, casi inevitablemente, la creencia de que el fin justifica los medios. Si estás luchando por el bien absoluto, o por Dios, todo está justificado, y cualquiera que se oponga a ello demuestra sin ningún género de dudas que es un malvado, porque ¿quién puede oponerse a la utopía, al bien absoluto, sino los malvados puros? La psicóloga Linda Skitka encuentra que cuando la gente tiene fuertes sentimientos morales acerca de un asunto se salta las normas y los procedimientos y quieren que los “buenos” se libren de todo y los “malos” paguen por todo.
Es muy famosa esta cita de Steven Weinberg: “La religión es un insulto a la dignidad humana. Con o sin religión siempre habrá buena gente haciendo cosas buenas y mala gente haciendo cosas malas. Pero para que la buena gente haga cosas malas hace falta la religión.” Pero Weinberg se equivoca, la religión solo es una forma más de idealismo, de fanatismo. El problema no es la religión, es la fe. Pero puede ser la fe en un Dios, en el comunismo, en el nacionalismo, en el nazismo. El problema son las ideas, porque sirven para dividirnos en un “ellos” y un “nosotros”. Pero la tragedia es que no podemos vivir sin fe de algún tipo, y la fe es un arma de doble filo. Por un lado, nos ayuda a luchar por las cosas, a marcar unos objetivos y luchar por ellos...verdaderamente sería muy difícil vivir pensando que todo vale, que todo es igual, que vale lo mismo una cosa que otra; eso nos llevaría a la anomia, a la parálisis. Pero, a la vez, al creer en algo estamos creando diferencias, un ellos y un nosotros y, por lo tanto, el potencial para la barbarie y el mal. ¿Dónde esta la salida de este laberinto?

¿Entonces, cual es la realidad? La realidad es lo que dice Solzhenitsyn en la cita que abre el post, la realidad es que cualquiera de nosotros es capaz de un mal inmenso, que la gente normal se puede convertir en genocida. Toda la literatura sobre el Holocausto y el Gulag, así como estudios psicológicos como el experimento Milgram,  o el de la cárcel de Stanford de Philip Zimbardo, así lo demuestran. La realidad es que Hanna Arendt tenía razón cuando habla de la banalidad del mal. Hanna acuñó esa famosa expresión en su libro Eichmann en Jerusalen. Un estudio sobre la banalidad del mal, disponible en .pdf en español en esta dirección. Lo que Arendt observó al estudiar el caso de Eichmann es que era un simple burócrata, una persona normal y corriente que intentaba cumplir su trabajo de la manera más eficiente, y no un alien con rabo y cuernos procedente de Marte. En definitiva, Eichmann -y otros muchos- eran personas normales, alguien como tú o yo.



miércoles, 19 de diciembre de 2012

Gedankenexperiment: Experimentos mentales


La noción de Gedankenexperiment, o experimento mental, ha formado parte de la caja de herramientas de la Física desde su inicio. Se refiere a montar una pieza imaginada o aparato y llevar a cabo un experimento con ello en la mente, con el propósito de probar o falsear una hipótesis. En muchos casos, un experimento mental es la única posibilidad. No podemos realizar un experimento real para examinar la recuperación de información que ha caído en un agujero negro, por ejemplo.

La época dorada de los experimentos mentales tuvo lugar durante el desarrollo de la mecánica cuántica y este procedimiento fue utilizado por Niels Bohr o Albert Einstein, entre otros, para probar sus ideas acerca del principio de incertidumbre, o de la naturaleza dual onda-partícula. Un ejemplo clásico es el gato de Schrödinger, que forma parte ya de la cultura popular ( ¿está el gato vivo y muerto al mismo tiempo?)

Sin embargo, no hay que pensar en un tema esotérico para ver los frutos que puede dar esta técnica y el gedankenexperiment que imaginó Galileo para probar que objetos de diferente masa caen en el vacío con la misma aceleración nos va a ayudar a ilustrarlo. Podríamos pensar que para valorar esta hipótesis hay que hacer obligatoriamente un experimento real,  pero Galileo simplemente nos pide que imaginemos una piedra  grande y otra más pequeña unidas por una cuerda. Si Aristóteles, que pensaba que cuerpos de diferente masa caían con diferente velocidad, tuviera razón, la piedra más pesada debería acelerar más que la pequeña y la pequeña frenaría a la grande. Si la cuerda que une las dos piedras fuera muy cortita, cercana a cero, prácticamente tendríamos un único objeto compuesto por la suma de las dos masas, y , por lo tanto, debería caer a una velocidad superior a la de las dos piedras individuales. Todo esto no tiene sentido y por ello la conclusión lógica es que las dos piedras caen en el vacío con la misma aceleración.

Consciente, o inconscientemente, todos realizamos este tipo de experimentos en la vida diaria. De hecho, la función del cerebro es precisamente crear un modelo virtual del mundo, una simulación, y correrla a  mayor velocidad que la realidad para ver lo que pasaría. Si me encuentro ante un sujeto más fuerte que yo, de dos metros de altura y 120 kg de peso, no necesito darle un puñetazo para saber lo que pasaría después. Me basta el experimento mental para comprender las desagradables consecuencias que tendría para mí. Esta capacidad de realizar experimentos mentales es lo que nos ha proporcionado la ventaja evolutiva de la que ahora disfrutamos, y el éxito reproductivo del que disfrutamos, por lo menos por ahora.

Pero es una capacidad que merece la pena recordar. Cuando te encuentres en alguna situación problemática o difícil en la vida podrías preguntarte: “¿ cómo puedo montar un experimento mental que me ayude a resolver este asunto?”. Es sólo una sugerencia, pero igual funciona. Piénsalo.

Referencia

lunes, 17 de diciembre de 2012

Neuroparasitología. Una revisión


El tema que volvemos a tratar en este post ya lo hemos abordado en varias ocasiones en este blog. Hemos hablado, por ejemplo, del toxoplasma, de la rabia o de las avispas parásitas. ¿Por qué hablar de cosas aparentemente tan raras y alejadas de la neurociencia tradicional? Por varias razones. Fijaos: Novartis, GlaxoSmithKline y AstraZeneca, algunas de las compañías farmacéuticas más importantes del mundo, han anunciado recientemente que cierran sus divisiones de investigación en neurociencias. Otras compañías, Pfizer, Merck o la francesa Sanofi dan marcha atrás también en esta investigación. La decisión se debe a que el diseño de nuevos psicofármacos basados en la acción de los neurotransmisores y otras moléculas claves en la comunicación neuronal no ha producido productos capaces de actuar sobre conductas específicas y/o trastornos mentales. Muchos fármacos están fracasando en las fases de precomercialización y el futuro pinta muy negro en Psiquiatría por este abandono. Parece que la intención de estas compañías es dedicarse a la investigación genética, pero está por ver si en este terreno no hemos puesto también demasiadas expectativas que van a tener difícil cumplimiento, como dice este artículo. Entonces, tenemos por un lado que la Big Pharma, que invierte miles de millones de dólares en investigación, está fracasando estrepitosamente en el estudio del cerebro, mientras que ahora vamos a hablar de unos bichitos enanos, y aparentemente mucho menos inteligentes y  sofisticados que nosotros, unos parásitos, que son unos expertos psicofarmacólogos y psicocirujanos capaces de actuar de una manera precisa y eficaz sobre el cerebro de sus huéspedes alterando su comportamiento en su propio beneficio. Es evidente que igual tenemos mucho que aprender del trabajo que la selección natural viene realizando en este terreno durante millones de años y que la Big Pharma podría encontrar aquí un filón. Entender cómo funciona el cerebro infectado podría ser la llave para comprender cómo funciona también el cerebro no infectado.

Hay otras razones más filosóficas que pueden tener que ver con el ancestral problema del libre albedrío. Si la mente funciona como una máquina puede ser controlada y hackeada por cualquiera que entienda el código de funcionamiento y la maquinaria, como hacen estos parásitos. También hay ya algunos informes de que la flora bacteriana influye en el estado de ánimo, por lo menos en ratones, y nos podríamos preguntar hasta qué punto rasgos de nuestras personalidad, como la búsqueda de sensaciones, podrían deberse a que estuviéramos infectados, por ejemplo por Toxoplasma ( recientemente se ha relacionado al Toxoplasma también con ideas de suicidio). De hecho, algunos autores consideran que los animales tienen personalidad y que los parásitos la alteran (ver más abajo). También existen estudios que encuentran que las personas que se vacunan de la gripe tienen una conducta más social en las 48 horas siguientes a la vacunación que en las 48 horas previas.

Pero dejamos esas especulaciones filosóficas a un lado y vamos a centrarnos en el terreno estrictamente científico. El Journal of Experimental Biology dedica un número especial, accesible gratis on-line, al tema de la Neuroparasitología y vamos a revisar -basándonos en estos artículos- algunas de las cuestiones básicas de este campo. En algunos momentos podremos tener la sensación de que nos encontramos en la frontera entre la ciencia y la ciencia-ficción.

Una idea previa que debemos tener en cuenta es que todas estas manipulaciones y conductas de los parásitos se pueden considerar parte de su fenotipo extendido. El fenotipo extendido es probablemente la única aportación científica original de Richard Dawkins, y es el título de un libro suyo del año 1982. No pretendo subestimar el talento y la importancia de la figura de Dawkins pero el grueso de su labor profesional ha sido principalmente de divulgación científica en el campo de la evolución, apoyándose en ideas de otros autores. Su libro más famoso, el Gen Egoista, se basa en las ideas de George Williams, W. D. Hamilton, Robert Trivers, y otros, que Dawkins desarrolla de manera magistral, pero que no son originales ( excepto el último capítulo del libro dedicado a los memes). Esto no quiere decir que no tenga mérito tomar ideas previas, envolverlas en un título pegadizo, desarrollarlas en un modelo, y popularizarlas. Por supuesto que sí. Pero en el Fenotipo Extendido Dawkins realiza una aportación propia. La idea es interesante: un gen puede influir no sólo en el cuerpo del organismo que lo porta sino también en el ambiente, por medio de las conductas de ese organismo. Pensemos en un castor que construye presas, o en una araña que construye sus telarañas. Estos animales tienen genes que gobiernan no solo su anatomía corporal sino la capacidad de construir telarañas, es decir, que el fenotipo del animal no es solo la araña sino la araña y sus telarañas, o el castor y sus presas. Pero le podemos dar una vuelta más a la idea basándonos en el teorema central del fenotipo extendido. Este teorema dice que “el comportamiento de un animal tiende a maximizar la supervivencia de los genes “para” ese comportamiento, independientemente de que dichos genes se encuentren o no en el cuerpo del animal particular que tiene ese comportamiento”. No es una idea fácil de entender y nos obliga a mirar el mundo desde el punto de vista del gen. En el caso de los parásitos de los que estamos hablando , que convierten en zombies a sus huéspedes cambiando su conducta, quiere decir que la selección natural ha actuado sobre los genomas de los dos organismos ( el del parásito y el del huésped) para controlar un único fenotipo, que es la conducta del huésped...se trata de una coevolución de los animales y sus parásitos.

Abordando ya el estudio de la Neuroparasitología  hay que decir que estamos todavía empezando a entender ahora algunos medios por los que los parásitos manipulan la conducta de sus huéspedes. Los podemos resumir en tres mecanismos principales.
  1. Mecanismos Psiconeuroinmunológicos. El Sistema Inmune libera una serie de sustancias que alteran el funcionamiento neuronal, principalmente las citokinas. Estas sustancias inducen la llamada “sickness behavior” o conducta de enfermedad. Si pasamos una gripe, por ejemplo, notaremos letargia, apatía, pérdida de apetito, fiebre, aumento de la sensibilidad al dolor y uno se siente enfermo y le apetece quedarse en la cama. Para defenderse de la respuesta del Sistema Inmune el parásito podría alterar la cantidad o el tipo de citokinas liberadas por el Sistema Inmune y manipular así la conducta del huésped. Es decir, la acción sobre el Sistema Inmune podría ser el primer paso utilizado  por los parásitos para alterar la conducta del huésped. Como tienen que alterar esa respuesta para defenderse del Sistema Inmune y no ser destruidos, el siguiente paso sería manipular de alguna manera esas sustancias -y las conductas asociadas- en su propio beneficio.
  2. Mecanismos Neurofarmacológicos. Muchos parásitos influyen en sus huéspedes manipulando la liberación de neuromoduladores, como dopamina, octopamina y serotonina. Ya comentamos en el caso del toxoplasma, que recientemente se ha descubierto que tiene dos genes que expresan la tirosina hidroxilasa, una enzima que cataliza la síntesis de dopamina y de norepinefrina. En el caso de la avispa parásita Ampulex Compressa el veneno de la primera picadura actúa sobre acetilcolina y GABA y el veneno que inyecta en el cerebro de la cucaracha contiene dopamina y/o agonistas dopaminérgicos.
  3. Mecanismos Genómicos y Proteómicos. Los parásitos influencian la expresión de los genes de su huésped inyectando por ejemplo segundos mensajeros (AMPc) que alteran la expresión genética y la producción de proteinas. De esta manera el parásito inactiva hormonas o proteinas del huésped y/o las sustituye por proteinas codificadas en el genoma del parásito.

Es muy interesante que la forma de actuar de los parásitos es diferente a como actúan los neurocientíficos. Los neurocientíficos suelen ser más selectivos en sus intervenciones. Bien actúan sobre un neurotransmisor cada vez, o bien manipulan circuitos o regiones cerebrales concretas. Los parásitos son menos selectivos. Los quistes que produce el toxoplasma se encuentran por todo el cerebro y no solo en la región que se supone que es la responsable del miedo al olor de gato ( la amígdala). Algunos autores proponen que al afectar a todo el cerebro se aseguran que afectan a la amígdala, pero los estudios demuestran que la distribución del parásito tampoco es al azar. La lección que podríamos aprender de ello es que, si queremos modificar una conducta, la acción no debería ser demasiado selectiva, sino que deberíamos actuar sobre diversos neurotransmisores o sobre varias regiones cerebrales al mismo tiempo.

Otra cuestión que plantean en uno de estos artículos es que la Neuroparasitología podría se un campo mucho más amplio de lo que pensamos. Muchas de las manipulaciones que conocemos son cambios que podemos ver, pero el mundo sensorial de los animales es muy diferente al nuestro. Los parásitos podrían producir alteraciones de tipo auditivo u olfativo  que nosotros no podemos detectar. Por ejemplo, recientemente se ha comunicado que las víctimas de malaria resultan más atractivas para los mosquitos, probablemente por emitir algún tipo de olor diferente.

Las formas de manipular al huésped que tienen los parásitos pueden agruparse en cuatro categorías:
  1. El parásito hace que el huésped sea más accesible a los depredadores. Por ejemplo, el toxoplasma, que hace que el ratón se sienta atraído por el olor a gato. Otro caso es el trematodo Dicrocoelium dendroticum, muy similar a la fasciola hepática, cuyo ciclo incluye ovejas, caracoles y finalmente hormigas. En la hormiga, una de las fases vitales del parásito, llamadas cercarias, pasan a metacercarias, menos una de ellas que se dirige al cerebro de la hormiga (su ganglio subesofágico) formando lo que se llama en inglés brainworm ( gusano cerebral). El brainworm modifica la conducta de la hormiga que en vez de retirarse a la noche a su nido trepa a la parte alta de las hierbas y se engancha allí fuertemente con las mandíbulas. Repite esta conducta noche tras noche hasta que la final es comida por alguna oveja, cerrándose así el ciclo vital del parásito. 
  2. En este caso los parásitos deben salir del huésped, para encontrar pareja o para propagarse, en un hábitat que no es el habitual del huésped. Un ejemplo serían unos gusanos ( Gordiacea) que infectan saltamontes y hacen que el saltamontes se suicide arrojándose al agua ( conducta totalmente anómala en un saltamontes).
  3. Esta manipulación se da en el caso de los parásitos transmitidos por vectores como mosquitos o pulgas. Al parásito le viene bien que el vector ( los mosquitos) visiten el mayor número de huéspedes posibles diseminando así el parásito. Se ha comprobado que los parásitos disminuyen la duración de cada comida para que tengan que comer más veces. De hecho, uno de los primeros casos de manipulación de un huésped que se describieron ( Bacoty Martin en 1914) fue el de las pulgas que transmiten la peste (Yersinia pestis). El parásito bloquea la capacidad hematofágica de la pulga que no puede alimentarse bien de la sangre, visita más ratas, y se aumenta así la transmisión a los huéspedes definitivos
  4. Es la llamada manipulación del “guardaespaldas” y es el caso de las avispas parásitas que ya conocemos. El huésped protege a las larvas de las avispas de depredadores y les sirve de alimento encima. Hay casos de orugas que mientras están siendo comidas desde dentro por las larvas reaccionan agresivamente frente a cualquier estímulo externo protegiendo así a las larvas de depredadores.
Dicrocoelium dendroticum

Por último, he mencionado al principio el tema de la personalidad de los animales, y de ello habla Poulin en uno de los artículos de la monografía. Se han demostrado diferencias de conducta entre individuos de una especie lo que cualifica para hablar de personalidades animales. En la práctica, la mayoría de la investigación se ha centrado en cinco áreas de conducta:
  1. La dimensión timidez-atrevimiento. Es decir, la osadía o audacia del individuo ante un peligro percibido, por ejemplo un depredador.
  2. El continuo exploración-evitación. Se refiere a la respuesta individual ante una nueva situación, incluyendo comida, hábitat u objetos.
  3. El nivel general de actividad ( no sólo en respuesta a un hábitat nuevo o una situación)
  4. Agresividad. Reacción agonista hacia los semejantes
  5. Sociabilidad.

Estas dimensiones pueden ser alteradas por los parásitos. Desde un punto de vista evolucionista hay que decir que ninguna de estas conductas es siempre beneficiosa, sino que depende de las circunstancias del ambiente. Por ejemplo, la osadía o atrevimiento puede ser positiva si hay poco alimento porque ayuda a que el individuo encuentre alimento, pero puede ser perjudicial si en el medio hay muchos depredadores. En ese caso es más beneficiosa la timidez.

Resumiendo, el campo de la Neuroparasitología es fascinante porque une las neurociencias con  la evolución, y nos puede servir para aumentar nuestros conocimientos en ambas disciplinas. Aparte de su interés teórico, todo lo que podamos aprender acerca de los mecanismos utilizados por estos parásitos podría tener implicaciones prácticas importantes.

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sábado, 15 de diciembre de 2012

Órganos en Ruinas y Genes rotos

Un palimpsesto es un manuscrito reciclado. En la Edad Media, por razones de economía,  se aprovechaban pergaminos ya escritos y se borraba lo anterior para escribir de nuevo encima. Uno muy famoso es el palimpsesto de Arquímedes que se creó en Constantinopla en el siglo X y tres siglos después  fue aprovechado por un monje para escribir encima un libro de oraciones. En 1906 un clasicista danés descubrió el texto original y por medio de rayos X ,y otros métodos, se descubrieron tres tratados matemáticos de Arquímedes, dos de ellos desconocidos. Pues bien, al igual que pasa con estos textos antiguos reciclados, podríamos decir que los organismos son palimpsestos de historia evolucionista. En los cuerpos de animales y plantas hay huellas de muchos tipos de la evolución que han seguido, de los cambios que han sufrido. 

Por un lado, están los órganos vestigiales, restos de órganos que alguna vez fueron útiles en los ancestros de esa especie, y que persisten atrofiados en mayor o menor medida en todos los individuos de la especie. Otra huella de tiempos anteriores son los atavismos, características que habían desaparecido de una especie pero que aparecen de forma esporádica en algunos individuos cuando se reactivan genes que estaban dormidos. Existen también genes vestigiales, genes rotos que ya no funcionan, que se llaman pseudogenes y serían palimpsestos moleculares. De todo esto es de lo que vamos a hablar en este post.

Ruinas de órganos. Órganos Vestigiales

Los órganos vestigiales son características, o rasgos, que fueron adaptaciones en los ancestros pero que han perdido su función original. Un órgano vestigial no lo es porque no cumpla  ninguna función, sino porque ya no realiza la función para la que evolucionó. Un ejemplo sería las alas en aves que ya no vuelan, como el avestruz, el kiwi, o los pingüinos. La mayoría de las aves de las islas perdieron el vuelo porque este es una característica costosa, y en las islas no había depredadores. Por lo tanto, las aves prefirieron invertir esa energía en otras cosas como la reproducción. Las alas a veces son recicladas para otra función pero lo importante es que los datos que tenemos indican que estas aves descienden de ancestros voladores.Otro ejemplo son los ojos  vestigiales en animales que viven en la oscuridad como salamandras que viven en grutas oscuras,  o las ratas ciegas que viven bajo tierra. Las salamandras pierden los ojos y la coloración de la piel porque la selección natural no quiere desperdiciar energías en construir ojos y pigmentos que ya no valen para nada. 

También es muy conocido el caso de los restos de la pelvis y de las extremidades inferiores que persisten en el abdomen de las ballenas, y que reflejan su evolución desde mamíferos cuadrúpedos. 

En el ser humano, el órgano vestigial más famoso es el apéndice. En animales que comían hojas su función era albergar bacterias que realizaban un proceso de fermentación para romper la celulosa. Cuanto menos herbívoro es un animal más pequeño es su apéndice. No sabemos por qué no ha desparecido del todo, pero está bastante extendida la idea de que el apéndice no puede disminuir más de tamaño porque entonces las infecciones serían todavía más frecuentes. Esto podría suponer un freno a su extinción completa.

Otros vestigios son el coxis, que es un resto de la cola de los primates o los músculos erector pili, que ponen los pelos de punta. Estos músculos no cumplen ninguna función en humanos pero en otros mamíferos levantaban la piel aumentando el aislamiento del frío y aumentan el tamaño del animal en casos como peleas o amenazas. 

También tememos en las orejas tres músculos que en gatos o caballos, por ejemplo, les permiten moverlas y detectar el origen de sonidos. Algunos humanos, entre los que me encuentro, pueden mover las orejas pero esto no tiene ninguna utilidad hoy en día, más allá de sorprender a los hijos o amigos.


Otro ejemplo es la plica semilunaris que es un resto de la membrana nictitante, el tercer párpado que tenían algunos animales
Membrana nictitante

Atavismos

El atavismo más frecuente en humanos es la cola vestigial o cola humana verdadera ( proyección coccígea). Los embriones humanos tienen una cola que puede llegar a ser un sexto del tamaño del embrión pero luego se reabsorbe. A veces nacen niños con verdaderas colas compuestas principalmente de músculos, vasos sanguíneos y nervios que se extirpan con facilidad con cirugía.

Durante el desarrollo embrionario aparecen muchas características atávicas que se reabsorben después. Una de las más llamativas es el lanugo. Hacia los 6 meses de embarazo el feto se cubre de una fina capa de pelo por todo el cuerpo, que se llama lanugo. Un mes antes del nacimiento, este pelo desaparece. Claramente esto es una huella de nuestro pasado primate. Los monos desarrollan el pelo justo en el mismo momento del desarrollo, pero en su caso ese pelo no desaparece y se convierte luego en su piel.



Genes Rotos. Pseudogenes

Un gen que ya no funciona es un pseudogen. El gen ha sufrido mutaciones o anomalías que le han convertido en disfuncional, de manera que ya no se expresa. De los aproximadamente 20.000 genes de nuestro genoma se calcula que existen unos 2000 pseudogenes. El caso más famoso es el de la vitamina C. La vitamina C se encuentra sobre todo en frutas y plantas y todos los mamíferos a excepción de los primates y el cerdo de guinea pueden sintetizar su propia vitamina C a partir de la glucosa. Sin embargo en humanos, el último paso de la síntesis, la enzima GLO (L-gulono-gamma-lactone-oxidasa) se encuentra variado, esta enzima ha sufrido mutaciones que hacen que no sea operativa. ¿Por qué no se han corregido estas mutaciones? porque los primates siempre han comido frutas y este fallo no tenía consecuencias. La selección es muy ahorradora y no gasta en una cosas si no la necesita. Hasta  que el ser humano inició los viajes transoceánicos y la falta de ingesta de frutas llevó al escorbuto no tuvo verdaderamente consecuencias la ausencia de este gen.

Otro ejemplo de pseudogen en humanos son los genes olfativos. Los ratones tienen unos 1000 genes olfativos aunque por combinación de señales se pueden distinguir muchos más olores que los genes disponibles. (yo he leído que los humanos podemos distinguir 10.000 olores, pero desde luego no es mi caso). Bueno, el caso es que nosotros expresamos unos 400 genes aunque tenemos unos 800, es decir, unos 400 son pseudogenes, inactivos debidos a mutaciones. Ocurre como con la vitamina C, que al ser criaturas audiovisuales hemos compensado es pérdida de mundo olfativo al no necesitar discriminar tantos olores. Más sorprendente es el caso de los delfines en los que el 80 %  estos genes están inactivos. por supuesto, las secuencias de estos genes son iguales que las de los mamíferos de los que descienden.

En el laboratorio se ha conseguido un atavismo bastante llamativo que es que crear pollos con dientes. Como es sabido, las aves descienden de un ancestro común con los dinosaurios y tienen los genes para crear dientes pero les falta una proteína necesaria para el proceso. Si se suministra dicha proteína ( y los investigadores lo hicieron con tejido de mandíbula de ratón) aparecen dientes con corona y todo.

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miércoles, 12 de diciembre de 2012

La Elevación, ¿una nueva emoción?


Hoy vamos a volver a nuestro psicólogo-filósofo de cabecera en cuestiones morales, Jonathan Haidt, que tanto en libros como en artículos ha estudiado lo que él llama Elevación, una nueva emoción. Sospecho que no va a ser admitida fácilmente en el panteón de las seis emociones clásicas, al lado de la ira, el miedo, la alegría, la tristeza, el asco y la sorpresa, pero, aún así, me ha parecido que lo que plantea Haidt es muy interesante y que merecía la pena hacerme eco de ello.

Todas las religiones conciben la divinidad en una dimensión vertical, arriba-abajo, colocando lo más valioso (Dios, los ángeles ) arriba y lo menos valioso ( las bestias, el demonio) abajo. El hombre se situaría en un lugar intermedio y si su conducta moral es ruin se rebaja, desciende en el escalafón, mientras que si se comporta de forma virtuosa se eleva, asciende. Ya hemos comentado que Haidt se ha dedicado al estudio de las emociones, y en especial la emoción del asco, en compañía de Paul Rozin, probablemente la mayor autoridad mundial en esta emoción. Se encontraba un día escribiendo sobre cómo el asco social se dispara cuando vemos a alguien moverse hacia abajo en la dimensión vertical de la divinidad, cuando se le ocurrió que también deberíamos experimentar una reacción emocional opuesta cuando vemos a alguien moverse hacia arriba en esta dimensión, un sentimiento de sentirnos nosotros también elevados. Así que empezó a interrogar a amigos, familiares y a sus estudiantes: “¿cuando ves a alguien hacer algo bueno, sientes algo?, ¿qué exactamente?, ¿en qué parte del cuerpo lo sientes? ¿te entran ganas de hacer algo?” Encontró que la mayoría de la gente tenía los mismos sentimientos, aunque no eran capaces de expresarlos con claridad. Hablaban de una sensación cálida, abierta, ardiente, y muchos mencionaban el corazón o la zona del pecho a la hora de situarla. Algunos hablaban de la sensación de escalofríos, de ahogo, de ganas de llorar. La mayoría decía que ese sentimiento les hacía tener ganas de hacer buenas acciones ellos también, o de mejorar de alguna manera. A Haidt le pareció que todo ello cumplía los requisitos para ser una emoción y, como no había ninguna investigación de ningún tipo sobre esta emoción en la literatura psicológica, decidió investigarla por su cuenta.

Desde 1995, Haidt trabaja en la Universidad de Virginia, cuyo fundador fue Thomas Jefferson, el hombre que escribió la Constitución Americana, cuya casa es como un templo situada a unos kilómetros de la Universidad , en una colina. Leyendo las miles de cartas que Jefferson escribió, Haidt encontró una buena y completa descripción de esta emoción. En 1771, Jefferson le daba consejos a un familiar, Robert Skipwitch sobre qué libros comprarse para completar una biblioteca personal y le recomendaba, además de libros de historia y filosofía, obras de ficción. Hay que decir que en aquellos tiempos el teatro y la novela  no se consideraban dignas del tiempo de un hombre íntegro de la época, pero Jefferson no era muy ortodoxo en esto, y le explicaba que la buena literatura puede activar emociones beneficiosas: “Cuando cualquier acto de caridad o de gratitud se presenta a nuestra vista o imaginación, nos impresiona profundamente su belleza y sentimos un fuerte deseo de realizar también nosotros actos caritativos o de agradecimiento. Por contra, cuando leemos o vemos una atrocidad nos asquea su deformidad y vicio. Cualquier emoción de este tipo es un ejercicio de nuestras inclinaciones virtuosas, y las disposiciones de la mente, como las extremidades del cuerpo, adquieren vigor con el ejercicio”.
Thomas Jefferson

Jefferson decía incluso que los sentimientos físicos y los efectos motivacionales de la buena literatura eran tan poderosos como los de los sucesos reales. Mencionaba el ejemplo de una obra de teatro francesa de la época y se preguntaba si la fidelidad y generosidad de su héroe no dilataba el pecho del lector, y no elevaba sus sentimientos de la misma manera que podía hacerlo una historia real. “¿No se siente de hecho el lector una mejor persona mientras lo lee y estimulado a copiar su ejemplo?”. Según Haidt, Jefferson realiza aquí una precisa definición científica de una emoción ya que nos da la mayoría de los componentes que se buscan al estudiar las emociones: una causa desencadenante ( muestras de caridad, gratitud u otras virtudes), cambios físicos en el cuerpo ( dilatación del pecho), una motivación ( deseo de realizar actos virtuosos) , así como  sentimientos característicos, más allá de las sensaciones físicas ( sentimientos elevados). Jefferson había descrito la emoción que Haidt había “descubierto” y encima decía que era lo contrario al asco, justo lo que Haidt había pensado. Tras algunas vacilaciones, Haidt decidió llamar a esta emoción Elevación.

Durante años se ha dedicado a estudiarla en el laboratorio. Junto con sus estudiantes, buscó maneras de desencadenar esta emoción, y lo que mejor funcionaba eran vídeos acerca de héroes y altruistas, y los programas del show de Oprah Winfrey. A grupos control les ponían vídeos de héroes deportivos como Michael Jordan, o vídeos de entretenimiento sin más, para diferenciar la elevación de la felicidad, o de la admiración por habilidades físicas, o de otro tipo. Los resultados mostraban que la gente responde emocionalmente a actos de belleza moral, que estas reacciones emocionales implican sentimientos cálidos y agradables en el pecho, así como deseos conscientes de ayudar a otros, o de convertirse en una mejor persona.

Pero Haidt y sus estudiantes se encontraron con una paradoja. Mientras que las personas que mostraban la emoción de la Elevación decían que querían realizar buenas acciones, en dos estudios en los que se les dio la oportunidad de llevarlas a cabo , los investigadores encontraron que la Elevación no hacía que la gente se comportara de manera diferente. ¿Cómo es posible que una emoción que hace a la gente ascender en la dimensión de divinidad no hace que se comporten de modo más altruista? La respuesta parece estar en el amor. Veamos. Como hemos dicho, la mayoría de los encuestados señalaban la zona del corazón y el pecho, y dos estudiantes de Haidt que investigaban el asunto encontraron pistas de que el Nervio Vago se activaba durante la Elevación. El Vago es el principal nervio del Sistema nervioso vegetativo parasimpático, que calma a la pesona, y se opone al Sistema simpático que nos prepara para la lucha-huída. El Vago controla el ritmo cardíaco y tiene otros efectos en corazón y pulmones que le convierten en el principal sospechoso y, de hecho, se le ha relacionado en algunos estudios con los sentimientos de gratitud y de aprecio. Por cierto, un tema que no está tampoco muy estudiado es si el agradecimiento se puede considerar una emoción en sí mismo, o la relación que pueda tener con la Elevación, que parece ser estrecha dadas las referencias que se hacen al agradecimiento en este contexto de la Elevación ( Ana di Zacco, comunicación personal, vía Twitter). 
Jonathan Haidt

Como estudiar el Nervio Vago directamente es bastante complicado, Haidt y sus alumnos eligieron un atajo: la oxitocina. El Nervio Vago trabaja en sincronía con la oxitocina para crear sentimientos de calma, de amor y de deseo de contacto, que refuerzan el vínculo. Y para medir la implicación de la oxitocina en la Elevación eligieron un efecto de la oxitocina: la lactación. Así que tomaron a 45 madres lactantes y las dividieron en dos grupos. A uno le pusieron las típicas películas de héroes y el show de Oprah Winfrey y al otro unas comedias y midieron las veces que las madres acariciaban y daban de mamar a sus hijos durante la proyección. La mitad de las madres que vieron películas con virtudes morales dieron de mamar a sus hijos, mientras que solo unas pocas de las que vieron comedias lo hicieron. Todo esto sugiere que se podría segregar oxitocina durante la Elevación, y , si esto es verdad, nos explicaría por qué las personas que sienten la emoción de la Elevación no ayudan a extraños. La oxitocina es la hormona del vínculo, no de la acción. Nos origina sentimientos de amor, confianza, receptividad, pero en un contexto de relajación y de pasividad, y además nos vincula con los de nuestro propio grupo, los más cercanos, pero no con extraños. 

Resumiendo, independientemente de cómo lo cataloguemos, parece evidente que nos sentimos impactados por la belleza moral, y que la contemplación de actos virtuosos despierta en nosotros el deseo de imitación de esos actos, así como de ser mejores personas. Haidt llama a esta emoción Elevación, y faltaría por determinar con mayor precisión el sustrato biológico de la misma en el que parecen estar implicados el Nervio Vago y la oxitocina.

Referencia:


Ana di Zacco en Twitter @anazacco

Pitiklinov en Twitter @pitiklinov